18/12/2013

¿Qué falla en nuestro sistema educativo?


Annie Kidder, directora de People for Education y de teatro, es entrevistada hoy en La Vanguardia.

No puedo estar más de acuerdo. Estoy harta de que en mi centro todos los esfuerzos para mejorar los resultados se centren en conseguir dar más horas de matemáticas y lengua.

"Aquí en Catalunya, que gestiona sus colegios desde 1980, y en España obtenemos malas notas en pruebas PISA.
No tengo bastantes datos para saber en qué fallan ustedes, pero sí le diré que he hablado con el ministro de Educación de Singapur y ¿sabe qué le preocupa?

Las notas no serán, porque, con Finlandia, sus alumnos siguen entre los mejores.
Le preocupa desarrollar la creatividad de sus estudiantes y su capacidad para analizar y gestionar la complejidad.

¿Eso viene después de las mates?
En Finlandia los estudiantes son buenos en lectoescritura y matemáticas, pero no porque les dediquen todo su tiempo. Le dedican mucho, pero antes han hecho grandes progresos en conseguir que los niños más pequeños tomen conciencia de sí mismos y su relación con los demás: que maduren. Así después es más fácil que aprendan.

Los países que mejor sistema educativo tienen no pagan más a sus profesores...
Cierto.

...Pero sí que les exigen mucho más.
También en Canadá exigimos mucho a quienes quieren ser profesores. Y estamos orgullosos de nuestra escuela pública: el 95 por ciento de los canadienses se forman en ella. Es el primer factor de cohesión del país. Pero no reduzcamos la educación a un problema de los profesores, porque no trabajan aislados, sino en una sociedad con unos valores. Y ¿qué valores nos motivan a todos para esforzarnos y aprender?

Usted es la experta.
Los valores que vemos no sólo en la escuela, sino también en casa; con los padres y en tu país. Si ves a todos esforzándose por mejorar más allá del sueldo y ser útiles a los demás y percibes que aprecian el saber, la lectura y la cultura, te esfuerzas y aprendes.

Si en tu casa se lee mucho, tú leerás.
Y si se toca el piano; se disfruta la música o la danza y se conversa con inteligencia, también a ti te interesará leer y aprender matemáticas, porque la música son matemáticas y sentimiento. Y exigen esfuerzo, pero también lo gratifican, como toda educación.

Supongo que se incide en matemáticas y lectoescritura porque son más útiles.
Y porque es fácil medirlas. Pero la paradoja es que no podemos reducir la educación a pasar unas pruebas. Y tampoco considerarla una etapa corta y aburrida pero imprescindible para tener trabajo y ganar dinero.

Le aseguro que aquí quienes más se educan no son quienes ganan más dinero.
La educación es más que formar niños para que sean buenos empleados; pero, incluso si se reduce a eso, la paradoja es que el empresario no quiere títulos o notas, quiere que le solucionen problemas complejos en equipo para obtener resultados. Para lograr esas habilidades no basta con memorizar o aprobar exámenes. Hay que educar.

¿Sin madurez no se logran resultados?
Alcanzar esa madurez para ser mejores requiere mucho más que pasar exámenes. Por eso, el ministro de Singapur intenta convencer a los padres de que no sólo se trata de saber sacar buenas notas, sino sobre todo de conseguir enseñar habilidades.

¿Cuáles?
Apreciar los fallos de un sistema o de la propia conducta y ser capaz de corregirlos; trabajar en equipos heterogéneos de personas diversas; saber reaccionar ante imprevistos; aprender nuevas tareas con facilidad: gestionar la complejidad con madurez, en suma. Y para eso son necesarias, pero no suficientes, la lectoescritura y las matemáticas.

Pues imagínese si ni se aprueban.
Nos preocupa el hecho de que las empresas buscan saberes que hoy el sistema educativo no sabe enseñar. Es el temible skill gap (déficit de habilidades), que frena el crecimiento económico en Norteamérica.

¿Lo que hoy se enseña ya no sirve y lo que sirve aún no se enseña?
No podemos reducir la educación a un sistema que forme empleados dóciles para las empresas. Pero es que tampoco estamos logrando eso. Me duele, por ejemplo, que mi hija licenciada universitaria sólo encuentre empleo en unos grandes almacenes.

Aquí a muchos licenciados les gustaría.
Pero es ridículo que le exijan un título universitario para vender en unos almacenes. Sería mucho más razonable dar una educación básica y profesional capaz de formar buenos vendedores. Y que ellos siguieran formándose por su cuenta después. Y eso se consigue en primaria, no en la universidad.

Parece que alargamos más y más la educación para acabar enseñando menos.
Por eso le insistía en que no es tan importante la educación formal en un centro como formar la actitud de educarse. Nos interesa más dotar a todos de la capacidad de adquirir habilidades que los títulos y notas.

Para poder educarse solo, antes hay que haber aprendido mucho en el colegio.
Son esenciales los primeros años de escolarización, cuando se fijan las habilidades básicas sobre las que se desarrollan las demás. Y que sea toda la sociedad la que inspire respeto al esfuerzo, la formación, la cultura, la lectura, y no sólo al poder, el placer y el dinero siempre buscados por el camino más corto."