Un artículo de la semana pasada de Pilar Rahola sobre Can Vies. Realmente, el ayuntamiento ha hecho el ridículo.
"De momento no tengo la tentación de mi colega de la página de al lado -¿qué tal, Quim?- y no me planteo derribar una tapia. Aunque, visto lo visto, estoy por hacerme okupa de mi propia casa, y así no pagaré agua, ni gas, ni la basura, ni el resto de impuestos, montaré las fiestas que me dé la gana, incumpliré la ley de seguridad del inmueble, no pediré ningún permiso y si alguien quiere hacer algo, ley en mano, apelaré a la bandera de la revolución pija, esa que está llena de hijos de papá convertidos en salvadores de la patria, Y así, bien pertrechada de banderas antisistema, me montaré la vida padre a costa de los tontos útiles que pagan impuestos para mantener el invento, léase las sufridas clase media y trabajadora. Espero que en tal caso, y como la okupación no será para montar un esbart dansaire o un centro de lectura, o un local de gimnasia para michelines rebeldes -actividades que serían claramente delictivas-, sino para hacer la pirula al sistema con las ventajas del sistema, espero, decía, que el alcalde me dé una palmadita, me pague los gastos colaterales y me ceda mi casa okupada por unos añitos. De impuestos, mejor no hablamos, porque, total, si durante años nos habrán dejado usar los servicios sin pagar nada, ¿a qué vendrían ahora estas niñerías?
Ciertamente, dado como se está poniendo todo, es una opción.
Propongo, pues, que en lugar de castigados propietarios de hipoteca, o dolientes inquilinos, nos convirtamos en okupas de nuestra propia vivienda, a ver quién es el alcalde listo que nos echa. Y nada de enviar a la policía, que sólo nos la podemos permitir de decoración. Además, si algún vecino impertinente critica tan bonito acuerdo, o sale un periodista respondón o algún líder no se sitúa bajo el foco correcto, ya saldremos en batería a acusarlos de fascistas encubiertos, que para eso somos amantes de la libertad. ¿La de ellos de criticarnos? Por favor, la nuestra de insultarles. De hecho, si me permiten la confidencia, es lo que me dijeron en la Fira del Llibre de Bellprat (donde, por cierto, el resto me trató a las mil maravillas) un par de borrokas de esta cuerda nada más llegar, "fascista", así, a pelo. Y es que son tan cultos, refinados y leídos que usan el término con la misma alegría que pagan sus impuestos. Y nada, a vivir que son dos días y la mitad hay que hacer la revolución del porro y la asamblea, versión alternativa. Ya tendremos líderes políticos que nos protegerán, otros que mantendrán un oportuno y sacro silencio, y los que mandan pedirán perdón, retirarán las excavadoras, que previamente habremos quemado, pagarán los desperfectos y nos dirán aquello tan coronado de "lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir". Y es que, después de la decisión municipal con Can Vies, hay que ser muy tonto para trabajar, pagar hipotecas, impuestos y servicios y no quemar patrimonio público."