Un artículo de la semana pasada de Pilar Rahola sobre Can Vies. Realmente, el ayuntamiento ha hecho el ridículo.

Ciertamente, dado como se está poniendo todo, es una opción.
Propongo, pues, que en lugar de castigados propietarios de hipoteca, o dolientes inquilinos, nos convirtamos en okupas de nuestra propia vivienda, a ver quién es el alcalde listo que nos echa. Y nada de enviar a la policía, que sólo nos la podemos permitir de decoración. Además, si algún vecino impertinente critica tan bonito acuerdo, o sale un periodista respondón o algún líder no se sitúa bajo el foco correcto, ya saldremos en batería a acusarlos de fascistas encubiertos, que para eso somos amantes de la libertad. ¿La de ellos de criticarnos? Por favor, la nuestra de insultarles. De hecho, si me permiten la confidencia, es lo que me dijeron en la Fira del Llibre de Bellprat (donde, por cierto, el resto me trató a las mil maravillas) un par de borrokas de esta cuerda nada más llegar, "fascista", así, a pelo. Y es que son tan cultos, refinados y leídos que usan el término con la misma alegría que pagan sus impuestos. Y nada, a vivir que son dos días y la mitad hay que hacer la revolución del porro y la asamblea, versión alternativa. Ya tendremos líderes políticos que nos protegerán, otros que mantendrán un oportuno y sacro silencio, y los que mandan pedirán perdón, retirarán las excavadoras, que previamente habremos quemado, pagarán los desperfectos y nos dirán aquello tan coronado de "lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir". Y es que, después de la decisión municipal con Can Vies, hay que ser muy tonto para trabajar, pagar hipotecas, impuestos y servicios y no quemar patrimonio público."