12/02/2012

La reforma laboral: dues reflexions.

  
  
Una, d'Antoni Duran Lleida, al seu blog. L'altra, una entrevista de La Vanguardia, publicada divendres, de Morten Olsen, que copio.

En España durante la última década la productividad ha crecido sólo un 5% mientras que la alemana ha aumentado un 13%: más del doble. 

¿Y...? Sin embargo, en el mismo periodo, los salarios españoles se han incrementado en un 38% y los alemanes sólo el 12%.

¿Y...? Por eso, las empresas alemanas han podido vender más barato que las españolas, porque, para una empresa, es más rentable pagar a un empleado alemán que a un español. Es para mí la clave que explica el enorme diferencial de paro entre ambos países.

¿Qué propone? Hay tres maneras de mejorar la competitividad de un país: ser más productivo, bajar sueldos o devaluar la moneda.

Hasta aquí eso lo sabíamos. Los alemanes ya pasaron por este mal trago. Y Schröder impulsó una reforma que flexibilizó el mercado laboral para adaptar los salarios a las subidas y bajadas de los mercados. Si una empresa ganaba menos, también reducía jornada y salario, y salvaba empleos.

Aquí también se puede y Schröder perdió las elecciones.


En cualquier caso, lo que no es aceptable y está sucediendo es que despedir sea más fácil y barato en Alemania que en España.

¿Poder despedir más fácil y más barato hará contratar más al empresario? Si sabes que puedes despedir con facilidad, también te cuesta menos tomar la decisión de contratar. Si Iese tuviera expectativas de más alumnos y supiera que puede despedir barato y fácil, se arriesgaría antes también a contratar nuevos profesores. Porque sabe que siempre puede despedirlos.

Sólo invierte un euro en contratar quien espera ganar diez: por fácil que pongan el despido, es necesario crecer. Si facilita al empresario despedir, para contratar también requerirá menos expectativa de ganancia, porque asume menos riesgo. Por eso, en España, las expectativas de crecimiento han de ser mayores que en Alemania para crear el mismo empleo. Y seguirá siendo así hasta que España no flexibilice su mercado laboral como Alemania.

¿Cómo? Primero: liberando a las empresas de aplicar los aumentos salariales impuestos en convenios colectivos de negociación centralizada. Para poder competir adaptándose al mercado global, cada empresa debe poder pactar y revisar sus propias condiciones salariales sólo con sus propios trabajadores. 

España creció mucho y creó empleo con el “ineficaz” marco laboral en los noventa. Pero el paro –según la OCDE– sólo bajó en España durante un trienio del 10%: tocó su nivel inferior en el 2007. Incluso en plena burbuja inmobiliaria, que enmascaraba esa pérdida de competitividad que le apuntaba, no descendió del 8,27%. ¡Y esa es la cifra reveladora! Es una cifra muy alta –caso de manual–, porque su mercado laboral era y es demasiado rígido.

Hoy, con idénticas leyes laborales, hay autonomías que sufren el 20% de paro y otras sólo la mitad, el 10%. Es lo que digo: no bajan del 10%. Precisamente por esa rigidez. Y si ustedes no flexibilizan el mercado laboral, por mucho que crezca la economía, esa cifra de paro estructural no disminuirá nunca.

¿Con flexibilizar es suficiente? Es el primer paso en la buena dirección. Además, hay que intervenir en el mercado de trabajo con políticas proactivas de formación. Y desincentivar el subsidio.

¿En qué sentido? Estar en el paro no basta: el subsidio hay que ganárselo. Tienen ustedes que combatir el desempleo de larga duración: retirando ese subsidio a quien rechace ofertas de trabajo y obligando a quien quiera seguir cobrando a asistir a cursos de formación. Me refiero a cursos que capaciten para empleos que tengan demanda.

Esa política de empleo proactiva requeriría de una Administración eficiente. En Dinamarca teníamos un 10% de paro. Algo inadmisible. E hicimos exactamente eso: facilitar el despido, pero sin abandonar al despedido. Formándolo, asesorándolo y manteniendo las prestaciones sociales mientras mejoraba su adaptación a las nuevas tecnologías o aprendía idiomas... Paralelamente, hubo un cambio cultural.

¿Se penaliza en qué sentido? Socialmente a quien se acomoda ... a vivir con el subsidio. Hoy empresario Dinamarca puede compite despedir mejor cuando porque quiera el de forma tan fácil y barata como en EE.UU.

Pero no a la americana. Por supuesto que no. Le mantenemos todas las prestaciones del Estado de bienestar y asistimos y protegemos al parado: pero sólo para que deje de serlo cuanto antes.

Es fácil decirlo. El Estado y las empresas han de colaborar con el desempleado para formarlo. Debemos tanto incentivarle para que encuentre un nuevo empleo como desincentivarlo para que siga cobrando el subsidio sin formarse.

¿Cómo? Impidiendo que haya, por ejemplo, quien cobre el subsidio español de desempleo mientras trabaja en otro país. Proteger al parado es ayudarle y formarle para conseguir un empleo. Eso supone evitar que reciba dinero por nada.