Inteligente trama y actores adecuados, excepto Mario Casas, excesivamente inexpresivo. ¿Lo pedía su papel? No sé, no lo conozco.
"La prestigiosa abogada Virginia Goodman acude a entrevistarse con un cliente, el joven y exitoso empresario Adrián Doria (Mario Casas), recluido en su casa de Barcelona a la espera de juicio por un caso de asesinato en el que es el principal sospechoso. La fiscalía ha dado con un testigo importante y ambos tienen ciento ochenta minutos para decidir una primera estrategia para el juicio. Pero Goodman necesita saber más datos acerca de los hechos si quiere ofrecer una defensa fiable." DeCine21.