Así titula hoy La Vanguardia un artículo sobre tres jóvenes con síndrome de Down que han logrado tener una vida independiente de sus padres. Las tres tienen un trabajo estable, tienen su vida, les gusta bailar, salir con los amigos... Es fantástico. Sin embargo a la vez es paradójico, porque si hubieran descubierto que eran distintas con un diagnóstico prenatal, quizás las hubieran matado antes de nacer. ¿Qué opinarán ellas? Me gustaría poder preguntárselo.