14/10/2009

10 puntos sobre los IES

Muy buen artículo que pone el dedo en la llaga de algunos problemas sobre la educación. Aunque yo creo que de estos alumnos de los que habla no son un 1% sinó un 5%. QAl menos es la experiencia que yo tengo.

El único problema que se vive hoy día en las aulas y del que tenemos conocimiento exacto todos los profesores que seguimos estando todavía al pie del cañón consiste en lo siguiente:

1.-Son únicamente unos 7 (el 1% del total prácticamente) los alumnos en cada IES que están demostrando ser las causas primeras de todo el absurdo que se vive en el acontecer diario de un Centro, y prueba de ello es que el 99% de la “atención” educativa está dirigida hacia ellos.

2.-Los recursos humanos que precisa este alumnado, como ciudadanos españoles con plenos derechos que son, ni existen en la plantilla de los IES ni son cubiertos por la administración educativa.

3.-El sistema educativo los “suele agrupar” demasiado tardíamente, y como problema “aparcable”, en una suerte de espacios de urgencia cuando les diagnostica su incapacidad manifiesta para aguantar un pupitre, incapacidad que no guarda relación alguna con la tan cacareada autoridad del profesor, la cual sí es respetada por el resto del alumnado pese a la inevitable merma sufrida en su desempeño durante los cinco últimos trienios.

4.-El cauteloso mecanismo sancionador del sistema se ha ido trocando en una paulatina desautorización del profesor y apenas llega a conseguir para los que incordian una semana de vacaciones particulares antes de las de Navidad, Semana Santa, o verano.

5.-Las proverbiales virtudes del sistema educativo, no pensado para un alumnado desmotivado y sin expectativas, son terreno más que abonado para que aulas y pasillos sirvan de escuela de gamberrismo a quienes a finales de cada Septiembre tienen ya superados con creces todos los objetivos que les habría marcado la calle.

6.-Cada hora lectiva de 60 minutos queda reducida, por la mera inadecuación al aula de estos alumnos, a apenas media hora de aprovechamiento académico, lo que conlleva que cada curso se reduzcan los contenidos a la mitad, con su correspondiente progresión aritmética etapa tras etapa y ciclo tras ciclo.

7.-Ese escasísimo número de alumnos, y la espiral de influencia que va generando, acaban creando, desde mediados de Octubre, la suficiente documentación y burocracia de partes, amonestaciones, expulsiones de aula, etc., suficientes como para copar la jornada completa de cada Jefatura de estudios.

8.-El sistema, además, “premia” al alumnado en cuestión de muy diversos modos (sin que hayan servido nunca para nada las débiles y escasas voces sindicales que se hayan decidido a denunciar el abuso) con la consiguiente, inevitable y “aleccionadora ridiculización” de los esforzados.

9.-Cualquier voz que ponga el grito en el cielo ante semejante absurdo es sistemáticamente silenciada en una curiosa sucesión de reuniones a dos bandas impedidas por sistema para desembocar nunca en la terna aclaradora.

10.-En todos los casos se evidencia que no hay un padre o una madre en condiciones detrás, ni siquiera una familia normalizada, y que, por ello precisamente, quien únicamente se preocupa de la educación de estos alumnos es, por seguir escarbando en el absurdo, quien menos les consiente en los IES, su profesor precisamente, pero así, sin más, él, o ella, en solitario.

Todos los demás problemas de la educación o la enseñanza, o de la juventud en general, o del futuro de este país, puestos a ver, proceden de la dinámica que marca este 1% del alumnado y se seguirán agravando mientras no entre en los despachos pertinentes la obviedad de que la educación de esos jóvenes se podría, tal vez, conseguir en millones de lugares; pero hay uno en el que, seguro, está “archidemostrado” que no se puede: el aula. Y quien defienda leyes de Autoridad del profesor o Pactos por la educación o cualquier otra imperiosa salida al absurdo actual ha de pasar forzosamente por este otro absurdo.

Jaén, 13 de Octubre de 2009
Juan Pedro Rodríguez