30/05/2012

"La primavera del comisario Ricciardi"

   
   

La primavera del comisario Ricciardi
Giovanni, Maurizio de (2008)
Lumen 2012

Ésta es una primicia para los blogs que leo regularmente. ¡Muy buena literatura! Una sorpresa fantástica. Imaginaos la Nápoles sórdida, que huele a rancio y a orina, de la época del Duce; un comisario con el extraño don de ver el fantasma de los muertos, en el estado en que les ha sorprendido la muerte violenta, y las últimas palabras que han dicho antes de morir; este don hace que sea un personaje taciturno y solo, empeñado en descubrir la verdad. Hasta aquí puede parecer una novela totalmente deprimente. Pues el autor consigue que esté llena de poesía, lirismo, y emoción, con unos personajes entrañables llenos de amor por la familia y las pequeñas cosas que llenan la vida de las personas corrientes. De hecho la última línea me ha hecho soltar la lágrima. ¡En una novela negra! Leedla, leedla, leedla: no os defraudará. Ya me contaréis. Un 10.

"Si pudiera decirlo, lo diría así:
- “Me llamo Luigi Alfredo Ricciardi y veo a los muertos...”
Así se presentó a sus lectores el comisario Ricciardi en la primera entrega de la serie, y aquí lo tenemos de nuevo, ensimismado y algo melancólico, en abril de 1931, cuando el fascismo vive sus mejores momentos y en la ciudad de Nápoles el viento remueve el ánimo de los ciudadanos.
Como siempre, Ricciardi, que tiene el don de ver a los muertos y oír sus últimas palabras, camina sin sombrero por las callejuelas de la ciudad, esta vez intentando buscar al culpable de la muerte de Carmela Calise, una anciana que vive en un piso miserable y se gana el sustento como vidente. Un buen día alguien la encuentra muerta, desfigurada por una paliza que parece instigada por el odio, y la investigación empieza.
Quien ayuda al comisario en su trabajo es Maione, un policía devoto, que perdona las excentricidades de Ricciardi y que en esta segunda entrega vivirá en carne propia las penas del corazón y el dolor de la renuncia. Como siempre en las aventuras de nuestro comisario, el amor y el hambre son el origen de todo mal, y algo de ese amor encontraremos incluso en la mirada reservada del comisario, que por la noche espía por la ventana los quehaceres de una señorita de buena familia..."